viernes, 23 de abril de 2010

Exposición de la Biodiversidad en España’


El Real Jardín Botánico de Madrid
Ha inaugurado la exposición
‘Biodiversidad en España’
La exposición, que está estructurada en cinco apartados


La vida
Sistemas vitales
Usos y abusos
Operaciones de rescate
La vivacidad como modelo

Acompaña cada imagen con comentarios científicos
La muestra podrá visitarse hasta el 14 de mayo

Aves que ‘externalizan’ el cuidado de sus huevos


Un equipo de investigadores del
Instituto de Ornitología Max Planck
Ha investigado una curiosa práctica del
Diamante mandarín (Taeniopygia guttata)
Por la cual las hembras colocan uno o dos de sus huevos en nidos ajenos
Los investigadores estudiaron una población en cautividad y, con métodos genéticos, averiguaron que en uno de cada cinco nidos se encontraba un huevo ‘ajeno’
Lo curioso de esta práctica es que se combina con la crianza de la propia camada, y que los huevos se colocan justos antes de que sus huéspedes comiencen a poner sus propios huevos.

Vuelta a casa

La tortuga "Pal", de 90 kilos
Es devuelta al mar luego de haber sido tratada en el
Hospital de Tortugas de los cayos de Florida, EE.UU
"Pal" fue liberada en ocasión del Día de la Tierra

miércoles, 14 de abril de 2010

TURCO: A ÉL LO ABANDONARON; ÉL SALVÓ 18 VIDAS. EL OTRO HÉROE DE HAITÍ.

Gracias a `Turco´, los bomberos de Valladolid rescataron a Redjeson Hausteen Claude, de dos años. El pequeño haitiano llevaba dos días bajo los escombros.

Abandonado por su dueño en Tarifa, este labrador estaba al borde de la muerte cuando fue recogido por unos militares. En unos meses pasó de ser un vagabundo a convertirse en el orgullo de un cuerpo de bomberos. Acaba de regresar de Haití, graduado tras salvar 18 vidas. 
Turco´ es un perro andaluz y su historia comienza, como la película de Dalí y Buñuel, con una navaja bien afilada.

En su caso, el tajo fue en el cuello. Sus dueños le extrajeron así el microchip, una práctica muy habitual entre los propietarios de los 150.000 perros que se abandonan en España cada año, tantos como víctimas humanas en el terremoto de Haití. Sin chip, no hay denuncia. El animal pierde su identidad y, casi siempre, perderá la vida. `Turco´, un labrador jovencito, quizá un regalo de Reyes, vagabundeó no se sabe cuánto tiempo por las afueras de Tarifa, en pleno verano de 2008, y acabó en un campo de maniobras. Lo recogieron unos militares que hacían ejercicios de tiro, muerto de sed, hecho un saco de huesos, lleno de pulgas y parásitos. Y con un pedruscazo en el hocico que todavía supuraba, cortesía de otro `amante´ de los animales.

Turco estaba tan traumatizado que olvidó cómo se ladraba, como un niño que enmudece por los malos tratos. Un año después de su odisea, el perro seguía sin poder articular un guau.

Así fue como Turco se cruzó en la vida de Cristina Plaza Jorge, una soldado profesional de 22 años, vallisoletana, destinada en Ceuta. «Me llamaron los compañeros que lo habían rescatado. Sabían que me estaba costando adaptarme, que me sentía sola y le había dicho a todo el mundo que quería un perro. Me mandaron una foto por el móvil. Parecía pequeñito, aunque resultó ser un grandullón. Y estaba flaquísimo. Me enamoré. Crucé el Estrecho en el ferry, me fui a ver al veterinario de Algeciras donde lo habían dejado y me lo llevé a casa.»

`Turco´ se recuperó de sus heridas gracias a los mimos de Cristina. Y recobró la alegría, pues la nobleza nunca la perdió. «Es el perro más juguetón del mundo. Incansable. Lo que más le gusta es correr por la playa. Le puedes tirar un palito cien veces, que cien veces irá a por él y te lo traerá.» Vivieron juntos ocho meses felices. Ganó peso, aunque seguía sin ladrar. Una mañana cayó una tromba de agua: 160 litros por metro cuadrado. Y la casa de alquiler de Cristina, una planta baja, se inundó de tal modo que era inhabitable. «Rezumaba tanta humedad que tuve que volver al cuartel. Como allí no podía tenerlo, lo llevé a casa de mi madre en Castronuevo de Esgueva, un pueblo de Valladolid.» Allí, Turco conoció la nieve. Pero el destino le tenía reservada una nueva sorpresa. El perro rescatado de la muerte por unos soldados de buen corazón iba a tener ocasión de demostrar su generosidad y devolver el favor. Con creces.

El sobrino de una vecina, bombero del grupo de especialistas en rescates de la Junta de Castilla y León, lo vio corretear por el pueblo e intuyó enseguida que aquel chucho alegre, vivísimo, que lo olfateaba todo con la curiosidad de un detective, sin despistarse jamás, tenía madera de héroe. Pidió permiso a Cristina para hacerle una prueba. «Ya tenían a `Dopy´, un golden retriever, pero siempre andan buscando nuevos perros. No es nada fácil encontrar candidatos que superen las pruebas. Yo les dije que de acuerdo. Me costó lo mío, porque lo quiero muchísimo, pero me convenció mi madre.» Su argumento era incontestable y resultaría profético: «Imagínate, Cristina, que algún día `Turco´ salva una vida».

Cristina les puso a los bomberos tres condiciones antes de donarles a `Turco´: que no le cambiasen el nombre, que le dejasen verlo cada vez que fuera a Valladolid y que, si el perro no superaba las pruebas, se lo devolviesen. Y los avisó, además, del gran inconveniente: no ladraba. ¿Cómo se las arreglaría para alertarlos si encontraba un superviviente entre los escombros? A los quince días la llamaron por teléfono. «Tu perro ya ladra y está hecho una máquina. Cuando salimos a correr, se viene con nosotros. Y luego se va a correr con el siguiente turno. Nunca tiene bastante.» Comenzó entonces el durísimo entrenamiento de un rescatador canino en edificios y estructuras colapsadas.

Eugenio, su adiestrador del parque de bomberos de Tordesillas, enseñó a `Turco´ el oficio. Moverse en las mil trampas de un derrumbamiento, adentrarse en la oscuridad por huecos inverosímiles, pues no basta con detectar un olor y ponerse a ladrar, un buen perro de rescate intentará seguir profundizando y encontrar un camino hasta llegar lo más cerca posible de la víctima sepultada. No son perros a los que se entregue la prenda de una persona y les sigan la pista. Distinguen el olor genérico de los humanos y son capaces de diferenciar si se trata de una persona viva o muerta. Y de discriminar entre los olores de las personas enterradas y los de las que están en superficie. Es una gran responsabilidad, porque cuando los perros terminan su trabajo y la zona se declara limpia, empieza el de las máquinas de desescombro. Deben compenetrarse con su binomio humano hasta formar un equipo eficaz. Su premio: una caricia, una golosina, un palito que mordisquear.

Completado su entrenamiento, llegó la prueba de fuego. `Turco´ y `Dopy´ volaron a Haití con un equipo de siete bomberos de los parques de Valladolid, Tordesillas y Palencia, con Francisco Rivas como jefe de expedición. Y demostraron lo que valen. Fueron nueve días de trabajo tan intensos como atroces, trabajando 16 horas diarias en condiciones inimaginables, entre réplicas del terremoto y actos de pillaje o de mera supervivencia. Participaron en 18 rescates. Cuando hay 150.000 muertos sobre el terreno, hablar de 18 finales felices es como aferrarse a un clavo ardiendo. Hasta los perros se deprimen ante la enormidad de la tragedia. Pero cada vida humana cuenta. Por eso mismo, Francisco Rivas no podrá olvidar nunca a la adolescente que tuvieron que dejar en un edificio cuando apenas faltaba media hora para desenterrarla porque los escoltas de la ONU, temerosos de verse envueltos en un tiroteo cercano, les ordenaron abandonar el salvamento y salir de allí por piernas.
Pero tampoco nadie podrá olvidar el rescate del niño Redjeson Hausteen Claude, de dos años. Un milagro que dio la vuelta al mundo. El pequeño estaba entre los escombros de la vivienda familiar, abrazado a su abuelo muerto. Cuando el bombero Óscar Vega lo sacó en brazos, la familia lo rodeó y empezó a bailar alrededor, entre gritos de alegría. «Cuando lo vi por televisión, me puse a llorar y no podía parar. ¡Ése es mi `Turco´! Es lo más grande que me ha pasado en la vida», recuerda Cristina. Turco ya está de vuelta en España, mordisqueando palitos, su gran afición, jugando con `Dopy´, su compañero de fatigas. Y entrenándose diariamente para seguir salvando vidas como si tal cosa.

jueves, 8 de abril de 2010

¿Sismógrafos en la naturaleza?

Los sapos abandonaron el centro de Italia tres días antes del terremoto de 2009
El sapo común podría ser capaz de predecir terremotos ya que abandona el área sísmica días antes de que se produzca el temblor
La prueba la tuvieron los científicos tres días antes de que un movimiento sísmico arrasara la ciudad italiana de
L'Aquila en 2009
Las colonias de sapos que habitaban la capital de los Abruzos desaparecieron, alertadas por el inminente terremoto
Aún es un misterio cómo predijeron el temblor, pero las colonias de sapos en un radio de 74 kilómetros desde el epicentro del temblor se redujeron un 96%
Podrían ser el sismógrafo de la naturaleza??

miércoles, 7 de abril de 2010

sábado, 3 de abril de 2010

Un curioso mirlo blanco

Rarezas de la naturaleza
Fiona, una joven aficionada al avistamiento de pájaros en Reino Unido, ha capturado con su cámara algo insólito
Un mirlo blanco
El ave se posó en la cerca de su jardín y antes de que echara a volar la chica logró hacerle varias fotografías

Paloma o mirlo
La joven de 26 años que avistó al mirlo blanco en su jardín ha asegurado que "al principió" pensó que "era una paloma"
Después, al ponerse "las gafas" se llevó una grata sorpresa
Tenía ante sí un ejemplar de mirlo blanco


Prácticamente albino
En los seis años que Fiona lleva observado aves nunca se ha encontrado con algo parecido a esto: un mirlo blanco
Y cosas de la casualidad, este peculiar ejemplar de mirlo se ha ido a posar en el jardín de una aficionada a las aves